Amigas, (o al menos, personas de mente tan retorcida como la mía que sois capaces de leerme)
Como habéis comprobado en mis pocas entradas, me encanta la moda flamenca (bueno, la moda en general, pero la flamenca ya es que me vuelve loca). Quería haber hecho un seguimiento más exhaustivo de SIMOF, pero por cuestiones de tiempo, me ha sido imposible. ¿Qué decir de SIMOF? Volantes, lunares, flores, flecos, peinetas, mantoncillos, arte, magia, feria, mujer andaluza. Durante los cuatro días que ha durado, por esa pasarela se han lucido verdaderas obras de arte.
Llegó Lina, con su flamenca clásica, la tradicional, la de siempre, en su estilo, con sus vestidos tobilleros, sus volantes que hacen que parezca que bailas cuando en realidad andas, su movimiento, sus enaguas, su perfección. Entonces, como siempre, las lágrimas anegaron mi rostro al pensar que, o me pagan mejor en mi centro de explotación dónde estoy de "prácticas", o nunca tendré una de esas maravillas. No es que sean excesivamente caros (además, siempre rebajan muchísimo en los meses de otoño), es por mí, os digo como dato de que Mami (sí, la de Lo que el viento se llevó) dejó la empresa en la que yo trabajo (o practico) porque en Tara le ofrecían mejores condiciones laborales.
No sólo destaco a Lina, también me encantó la asimetría en los volantes de Pilar Vera, los minivolantes típicos de Amparo Maciá, cogí ideas de tonos tierra para la Romería de mi pueblo con Faly 'De la Feria al Rocío'...
Pero claro, amigas, esto es una pasarela, y si en la Semana de la Alta Costura de París se ven pecados contra la naturaleza (y el buen gusto), y si Karl Lagerfeld, con su cara de oler caca, nos invitó a que fuéramos en cómodas zapatillas a una boda haciendo que Madame Chanel le escupiera desde el cielo ,dónde viste a los angelitos; SIMOF no iba a ser distinto. Por suerte, el suplicio acabó pronto, pues todo se concentró el primer día, con los diseñadores noveles. Os pondré los más peculiares:
1. Seguro que, como yo, más de una tiene una "temporada de ferias", al igual que existe una "temporada taurina" o "temporada de fútbol". Sí, os hablo de esos meses desde finales de abril hasta octubre en los que vuestra agenda se ve iluminada con tales acontecimientos. Meses en los que al llegar el fin de semana dices "bueno, a ver a qué feria toca ir hoy", mientras que tus padres se plantean seriamente adquirir un carro de turrones para que al menos saques provecho de tu temporada. Pues bien, Ernesto Sillero ha pensado en nosotras y nos ha ahorrado los continuos quebraderos de cabeza sobre qué ponernos para ir a la famosa feria de El Bronx de Nueva York:
Su colección, "We found love", está inspirada en la cantante de copla Rihanna, oriunda del Puerto de Santa María.
Pero claro, no todo es El Bronx, también nos da ideas caribeñas por si nos apetece ir a la Feria de Barbados. Os dejo la foto, aunque yo nunca puedo ir porque me coincide con la de mi pueblo todos los años.
2. ¿Que en la feria siempre llueve? ¿Que se os llena el traje de barro? ¿Que os da pereza llevar paraguas? Alex de la Huerta, el ganador del concurso de noveles, nos dio la solución con el siguiente vestido de su colección "Un jardín en Marte" :
3. Para las que no quieren dejar nada a la imaginación, van a la feria "pisando fuerte" y dispuestas a salir de ella, además de tambaleándose por el efecto del rebujito, con chorvo, tenemos el siguiente modelo de Juan Boleco y su colección "La Reina del Bosque":
Al menos no diréis que vais a pasar calor con el traje de flamenca.
4. Finalmente, ya sé que dije en mi entrada referente a Eloy Enamorado que yo quería una corona, porque soy una reina. Sin embargo, lo de la colección "Queens" de Rafnuro me parece, quizás, un poco excesivo. Menos mal que Semana Santa es antes y se puede ensayar con el capirote, con vistas a la feria:
Aquí vemos un diseño ideal para que la Bruja Blanca de Narnia, asidua a la Feria de Abril, se pasee alegremente por el Real y disfrute del "pescaíto frito".
Para finalizar, alguna me criticará, me pondrá de vuelta y media, me dirá que soy cerrada de mente y que no entiendo. Pues llamadme cerrada de mente, pero aunque el traje de flamenca esté abierto a innovaciones, he de decir que siempre hay un límite, que no debe perder la esencia.
Me alegra que, por lo menos, ya sé qué ponerme para irme de feria al Bronx.
¡Besitos!
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