Como bien dije, voy a hablar de lo que me apetezca (autonota: quizás debería hacer apartados en la página principal del Blog) y hoy me apetece hablar de una especie que nos da la madre naturaleza: LAS SOLTERAS. No cualquier soltera, no, sino las solteras empedernidas sin llegar todavía al estado civil de "mosita vieja", que tan en consideración deberían tener los señores Registradores Civiles para incluirlos en sus inscripciones.
¿Qué mujer de unos veinticinco años en adelante no tiene entre su grupo de amigas como mínimo un ejemplar de "solterita (primera declinación) desesperatens (tercera declinación)"? En un primer momento se esconden bajo una coraza de felicidad, de alegría y de estar orgullosas de ser solteras. Ellas lo son porque quieren, chica, han escogido ese estilo de vida. Son mujeres fuertes, modernas, del siglo XXI. Tienen frases pegadizas, gritos de guerra y, si me apuras, un club secreto al más puro estilo de los Canteros (véase los Simpsons) mientras cantan "nosotras, nosotras...." con copas de vino y fumando con largas boquillas al más puro estilo Madame Chanel mientras en la tele tienen puesto Sexo en Nueva York (su máximo referente). Ésos son los cuarteles secretos de la capital, claro ésta. Luego están las delegaciones municipales, en las que te enseñan como se pone el pollero de una Virgen, cómo hacer que el Nazareno tenga el pelo ondulado y propio de un anuncio Pantene y esas cosas, una especie de FP para lo que podría ser su oficio a medio plazo (siempre con Sexo en Nueva York de fondo, que es lo común a todas, porque éstas también se creen chic y modernas).
Ejemplo de mensaje subversivo de esta secta.
El problema es cuando tú quedas con alguna de ellas, y quien dice quedar, dice no salirse de un horrible grupo de Whatsapp por el miedo a la crítica en tu ausencia. Tú, una chica que ha tenido novio desde que pudiste ir sola al baño y el hecho de que te despidieras del pañal significaba que Manolito podía tocarte el culo, siempre con prudencia porque, chicas, recordad la máxima de Encantada: "recordad que nuestros labios son, los que abren nuestro corazón" (no hace distinción de labios, así que debemos entender que todos). Que desde que hiciste la Comunión llevas pensando cómo será tu boda y sabes las flores que llevará el ramo. Que desde aquel día que tu novio se te presentó una gélida noche de noviembre, en un botellón, con un sólo guante para que no se le enfriara la mano que sujetaba el vaso, ya sabes como se llamarían vuestros hijos. Ahí estás, frente a alguien que repite lo genial que está soltera, que no necesita a nadie, que es una mujer moderna que disfruta de la vida y está orgullosa de serlo, que mientras tenga en la mesita de noche un "Supervibrator 3.000 Evolution anti perdidas de orina y con sistema Android" no necesita hombre alguno.
Entonces es cuando hace que te sientas recién salida de una novela de Austen, escapada de finales del siglo XVIII, principios del XIX si ya eres toda una modernota que no controlas la última conexión a Whatsapp de tu novio porque tenéis libertad. Y te imaginas con tu vestido de corte imperio, tu peinado con rizos y humedeciendo tus enaguas por un atractivo Mr. Darcy que, para las más enamoradas, tendrá la cara de sus respectivos Manolitos.
Y así te vas de fiesta con ella, casi al borde de las lágrimas, porque no eres moderna, no eres cool y no tienes un "Supervibrator 3.000 Evolution anti perdidas de orina y con sistema Android" en tu mesita de noche. Y lo que pensabas que iba a ser esto...
....En realidad se convierte en un pub lleno de gente sudorosa y yonkis del tabaco con horteras cigarrillos electrónicos colgados al cuello (agradécele a Dios, Buda, Alá, Chanel, Dumbledore o a quien quiera que sea tu divinidad que no haya canis). Poco después, mientras te contoneas al ritmo del reggaeton más decadente con tu gin tonic último modelo con esencia de piedra filosofal, te das cuenta de lo que ocurre:
Tú estás felizmente bailando, sin preocupaciones. Saludas a Mili, que hace mucho que no la ves y ha engordado una barbaridad (y como te ha criticado con anterioridad te acercas para que vea lo divina que estás). Te escondes de Carmencita, que es una chismosa. Un chico te invita a otro gin tonic (una vez pagado al barman le comentas como quien no quiere la cosa que seguro conoce a tu novio). Mientras todo esto pasa, tu amiga está nerviosa, mirando a los lados, comprobando el terreno, buscando presas. A cualquiera que se le acerca, aunque sólo sea para pasar a la barra (recuerda que, te pongas donde te pongas vas a estar en un pasillo) le hace esto:
Le tiemblan las piernas, es fin de semana, necesita "mostrarle su flor a alguien" y no encuentra a quien, mientras tú, tranquila, sabes que mañana puedes activar la palanca mágica en cualquier carril entre olivos. De pronto desaparece y, cuando la ves de nuevo, está poniéndole ojitos y besuqueándose como si no hubiera mañana con un espécimen recién salido de la esquina más recóndita de Mordor, que sólo entró en el pub porque estaba persiguiendo a un par de Hobbits.
Es entonces cuando te das cuenta de que en el fondo no es tan libre como dice, que vive por buscarse maromo, sólo que no ha tenido suerte. Y que tú has disfrutado más la noche, has bailado más, has tenido menos preocupaciones, sigues siendo cool y moderna (sobre todo cuando alguna que otra casi llega montada en tractor al pub) , que tu relación con Manolito es muy buena y que no necesitas un Supervibrator 3.000 Evolution anti perdidas de orina y con sistema Android. Quizás dentro de poco tiempo se le cure esa "soltería empedernida" y aparezca con un pariente del modelo de Invictus. Aunque lo más normal que ocurra es que agarre al primero que se le cruce en el camino, posiblemente primo hermano del orco del pub (todo queda en familia) y diga que ella nunca ha buscado el amor, que apareció.
En fin, queridas amigas, una vez expuesto el tema, seguro que vosotras también tenéis una amiga así. Sólo os doy un consejo: paciencia y silenciad los grupos de Whatsapp.
¡Besitos!
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