La Navidad llegó hace mes y medio (o dos meses me atrevería a decir), desde que en la tele ya empezamos a ver los anuncios de perfume, turrón y, como no, el de la Lotería. Digáis lo que digáis, yo sigo echando de menos al calvo de siempre con la banda sonora de Doctor Zhivago. A unas últimas, tampoco me disgustaba los anuncios de Loteria con la música de Eduardo Manos-Tijeras, Llamadme insensible, pero no he llorado al ver el anuncio, no he encontrado motivos para llorar ante la conducta pueril y envidiosa del protagonista, que no quería ir al bar a por su carajillo diario porque a él no le había tocado la loteria. Tampoco he llorado ante el mensaje encubierto de "o compras Lotería de Navidad o puede ser que le toque a todo tu barrio menos a tí". Bueno, por este mensaje si lloré ayer, cuando vi que me había gastado dinero para nada, que no me había tocado ni "lo metío".
La Lotería no es más que la entrada a esos días de locos llamados "Navidad". Comidas de empresa, comidas con amigos, comidas con la familia, parece que no quedamos a comer con nadie en ninguna otra época de año. Esto, queridas amigas, no sólo afecta a nuestro maltrecho cuerpo invernal, sin duda alguna con algunos gramos más que en el verano (o al menos espero que sólo sean gramos respecto de mi peso en la época estival).
Y un día, viendo el enésimo anuncio de perfume en la tele te acuerdas de algo: "tengo que comprar los regalos de Reyes". Sí, porque debes comprarlos tú ya que en toda tu existencia no te has molestado en fortalecer ese vínculo postal que te unía a los mismos y claro, a ellos les duele y la relación acaba enfriándose, reduciéndose a una carta al año respecto a la cual sus majestades hacen caso omiso. No se molestan ni en traerte carbón. Y sales a la calle de shopping...
Sin embargo, al cabo de media hora acabas comprando los primeros regalos que pillas, da igual la talla que sea (la tarea de engordar o adelgazar ya es competencia de tu madre), da igual cómo huela el perfume (tú papá te quiere tanto que se lo pondrá hasta que le se lo escondas, consciente de tu atentado contra los 5 sentidos en general) o que tu hermano ya tiene un videojuego igual (de todos modos lo iba a vender en Ebay al poco tiempo). Estás hasta el mazapán de sufrir empujones, atropellos de gente, de carroñeros que dan vueltas a tu alrededor esperando el momento en el que sueltes el jersey que le quitaste justo en el momento en el que se disponía a cogerlo y, finalmente, de los villancicos de Raya Real como hilo musical. Si a esto le sumas el resfriado descomunal con el que te despertarás al día siguiente debido a que la temperatura de la calefacción de las tiendas está puesta en "modo Córdoba en el mes de julio a las 5 de la tarde", tu tarde de tiendas se convertirá en una experiencia que no querrás repetir hasta el año que viene, cuando el cerebro haya olvidado todos los detalles de sufrimiento como medida de autoprotección.
Pero todo tiene su recompensa. Y vale que los Reyes Magos han pasado totalmente de tu casa. Te lo mereces. Hasta lo entiendes. Pero eso sí, mucho cuidado con que tus padres y/o familiares hayan olvidado que te has portado bien durante todo el año (o, al menos, que les has comprado un regalo).
Cosa distinta es con el novio. Claro, si está Mariah Carey todas las Navidades diciéndome que " all I want for Christmas is you" y, siendo yo tan rematadamente romántica (aunque el término apropiado es pava) que a veces ni si quiera me aguanto y me tengo que acostar por no escuchar mis pensamientos; ¿qué pensáis que es lo que yo más quiero en Navidad? Pues eso.
Dato: siempre he querido ser una negra de gospel por culpa de esta canción. Espero cumplir ese sueño algún día,
Aunque bueno, puestos a dejarnos guiar por canciones, adoro la de "Single Ladies" de Beyonce, sobre todo la parte de "you should have put a ring on it". Puestos a pedir y a influenciarnos por canciones...Y claro, esto no te lo puede traer ni Melchor, ni Gaspar ni Baltasar ( a no ser que tu muchacho que te habla tenga uno de esos tres nombres, entonces me callo).
Y es que, por mucho que lo neguéis, en el interior de cada una de nosotras siempre habitará un pequeño Gollum en busca de un anillo.
Dicho todo esto, sólo me queda desearos una muy feliz Navidad. Y recordad queridas amigas: los Reyes Magos están más atentos que nunca a vuestras conductas.
¡Besitos!