20 de marzo de 2014

Algo se muere en el alma...cuando una amiga se casa.


En el alma y en el bolsillo, queridas amigas. Hoy os quiero hablar de qué pasa cuando una de tus amigas te da esa “feliz” noticia. Miles de veces habéis hablado de bodas, le habéis endosado la obligación a alguna (bien porque lleve más años con el novio, tenga ya casa, trabajo u olivos) y ésta ha dicho “no, no, no, yo no quiero casarme, a mí me quedan muchísimos años”. Pues bien, esta excusa sólo demuestra que es la que más ganas tiene y que sólo tardará un máximo de dos semanas en anunciarte la buena nueva.
Da igual qué categoría de amiga tenga, ya puede ser tu mejor amiga o de las que te han clavado algún que otro cuchillo, tu reacción va a ser exactamente la misma y pasarás por los estados que te detallaré a continuación. Lo que sí puede cambiar es la rapidez con la que pasas de un estado a otro, dependiendo de la clase de amiga que sea (y seas), de tu salud mental e incluso, según un estudio de la Universidad de Oxford, el peso y la edad son también factores influyentes en dicha reacción:

  1. Alegría. ¿Y cómo se manifiesta la alegría entre amigas? Chillando. Sí, quizás sea porque tan tan tan malísimas no somos y si ella está feliz, tú también. Así que una oleada de felicidad te invade, casi tanto como el feliz acontecimiento de que esté un 70% rebajado el vestido del que te enamoraste hace tres meses. Casi.
  2. Ganas de fiesta. Porque boda significa celebración y celebración significa fiesta. Así que empieza a poseerte el ritmo ragatanga y en tu mente ya empiezan a sonar los primeros compases de todo un clásico de las barras libres: Follow the leader, también conocida como “Ondalina”. Y te imaginas a ti misma hinchándote a gambas, bailando sin parar (en ese mismo momento piensas que deberías echar unas manoletinas para cuando te traiga más cuenta cortarte los pies que seguir en tacones), quedándote afónica de gritar “¡Vivan los novios!” y corriendo más alcohol por tus venas que sangre.
  3. Envidia. Miras tu dedo y ves que no hay anillo alguno, por más años que lleves con tu Manolito.
  4. Obsesión matemática. Echas cuentas de los años que ella lleva con el novio. Si son muchos piensas “ya era hora” si son pocos “demasiado precipitado”. Y empiezas a hacer cálculos, utilizas algoritmos, sucesiones, raices cuadradas y fracciones, utilizas un complejo cálculo basándote en estadística y lo trasladas todo a una gráfica en la que el “eje x” representa los años de noviazgo, el “y” la felicidad del matrimonio, el -x el nombre del novio y el -y la temperatura existente ese día en el salón de bodas. Finalmente saldrá una asíntota, que se acerca a los ejes pero nunca llegará a tocarlos.
  5. Bipolaridad. Piensas en despedida de soltera. Sonríes: fiesta. Lloras: si hay elementos “falomorfos”allá donde mires. Sonríes: día de amigas. Lloras: dinero. Y pensando en dinero...
  6. Pobreza. Este estado se acentúa si no trabajas o estás de prácticas (es el término moderno para lo que antes se conoció como esclavitud, eres la versión 2.0 de las personas que recogían algodón en cualquier plantación del Sur de EEUU, un Kunta Kinte del siglo XXI.) Haces cálculos cual experto economista y te das cuenta de que, para afrontar dicho gasto, o te toca la lotería, atracas un banco o haces la calle.

Tras pasar por todos estados, generalmente delante de tu amiga, intentas poner cara de poker, acto seguido, pones todas tus fuerzas en aparentar el primer estado, es decir, el de felicidad, pero lo máximo que te sale en una mueca indescifrable. Da igual, tu amiga no se ha fijado en ti ni se fijará en los próximos meses, hasta que pase el esperado acontecimiento. Esta improvisación, no dominada ni por los actores más cotizados de Hollywood y galardonados con algún que otro Óscar, puede evitarse si tu amiga es asidua a las redes sociales y tuitea hasta las veces que va al baño. Que no te siente mal si te enteras por este medio, te está haciendo un favor.

Pues bien, una vez te vas a tu casa piensas que ya ha pasado todo, que vuestra amistad seguirá igual.¡Amiga mía, que equivocada estás! Bueno, he de reconocer que hay que hacer una importante distinción entre las novias:
  1. Pseudonovia: Es esa persona que se va a casar pero actúa como una amiga normal y corriente. No habla de temas nupciales a no ser que le preguntes. Normalmente eres tú la que le molesta diciendo “ya queda menos, ¿estás nerviosa?”. Es la mejor amiga-novia que puedes tener.
  2. Novialisco: Nace de la simbiosis de una novia y un basilisco (incluye la facultad de “dejarte de piedra” ya sea con comentarios, actitudes, etc).

El primer tipo de novia es una bendición. Si te toca el segundo, echa a correr. Tú piensas que cuando quedéis todo será igual que antes. La respuesta es NO. Ni siquiera las conversaciones de Whatsapp. Tienes que tener en cuenta algo: lo más importante en el mundo es SU BODA. No quiere escuchar nada más, no le importa tu estado, ni le importa el mundo. A ella sólo le interesará que le hables de las noticias si es que has escuchado que habrá un huracán en el lugar donde vaya de Luna de miel. A todas horas te hablará de menús, vestidos de novia, caterings, salones de bodas, muebles, cortinas y demás ajuar. Tú puedes hablarle, si es mediante whatsapp no lo leerá y si es en persona ella sí que ha aprendido a poner cara de interés, pero en realidad tiene su mente en la música que sonará cuando entre a la Iglesia (o al ayuntamiento, jardín en plan americano, lo que queráis, pero tened en cuenta que si es por la Iglesia podéis hacer el amor tranquilamente pues no sería pecado). Sólo te escuchará si le hablas de algún tema relacionado con la boda.



Descubres que existen las ferias de bodas. Incluso vas a alguna acompañándola, hasta que descubres que la palabra feria está usada en un contexto distinto: no hay rebujito, farolillos ni suenan sevillanas. Lo más parecido son los grupos rocieros que se publicitan para cantar en la ceremonia. Porque tu amiga puede que no haya pisado El Rocío en su vida, pero quiere que le cante un grupo de ese estilo.

A medida que van pasando los meses, ves que tu amiga cada vez te habla menos y apenas quedáis, lo que parece una bendición. Tú, con tu inocencia, piensas que es que está muy ocupada. ERROR. Está haciendo nuevas amistades, gente que está en su misma situación: próximas casaderas, pues esto es una inversión para su negocio, quiero decir, su boda (perdonen el lapsus). Rige la regla de “cada uno recibe lo que da” , alcanzando aquí su máximo exponente. Por poner un ejemplo, por estos lares somos mucho de regalar dinero, pues si una le ha regalado 100€, la otra devolverá esos 100€. Generalmente este tipo de personas no llegan a entender situaciones macroeconómicas tan complejas como son la deflación o la inflación.

Así van pasando los meses y llega el día de la boda. Puede ser un día muy esperado por ti, si tu amiga ha sido la novia del primer tipo. Si es una novialisco prepárate para soportarla y soportar a sus nuevas “amigas” (que estarán criticando hasta las horquillas que le sujeten el velo). Y sobre todo, ten cuidado, porque ese día más de algún tocado ocultará antenas dispuestas a captar cualquier comentario por tu parte.


Este es un tema extenso, del que se puede estar escribiendo días y días. Por hoy lo vamos a dejar ahí.

¡Besitos!



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