Todo ocurrió cuando me puse a indagar qué tal fue la jornada del jueves en Simof 2015. Todo iba bien hasta que llegué al desfile de Lina. Empecé a ver con qué maravillosa colección nos deleitaba un año más la sevillana firma de moda flamenca y, de repente, empecé a sentir como se elevaba mi ritmo cardíaco, tenía palpitaciones, temblores, vértigos, me encontraba saturada, mi mente no funcionaba bien, no podía ni pensar. Asustada, además de guiada por mi hipocondría, consulté en Internet qué es lo que me pasaba, marcando el 112 en móvil de manera previsora por si mi página de cabecera sobre enfermedades me diagnosticaba un infarto o vete tú a saber que enfermedad caribeña que me llevaría a la tumba. Sin embargo, la palabra que apareció en mi ordenador fue la siguiente: Síndrome de Stendhal. Dichos síntomas aparecen cuando una persona es expuesta a obras de arte, una reacción ante la acumulación de belleza. Tuve un orgasmo mental producido por trajes de flamenca de una extraordinaria belleza. Ni con desfiles de Chanel me ha pasado esto.
Lina nos muestra trajes de flamenca de todos los tipos, para todos los gustos, todos, de una forma u otra, con aire setentero. Si hay algo que me gusta de Lina, es que innova dentro de lo que se puede innovar. Siempre hemos escuchado que "el traje de flamenca es el único traje regional que admite cambios, sujeto a la moda". Sin embargo, a más de un diseñador se le ha ido la mano algún día que otro innovando, perdiendo el traje de flamenca toda su esencia. Esto no ha pasado con Lina en este desfile.
Podemos ver en su colección vestidos con estampados florales totalmente setenteros, cortes que nos transportan a esos años, mangas abullonadas, escotes rectos. No son estampados o cortes básicos de un traje de flamenca, pero comprobad como dichos vestidos mantienen la esencia de nuestro traje regional.
Flores con aire romántico en sus estampados.
Vestidos que nos recuerdan a aquellos de nuestras madres que encontrábamos de pequeñas en los armarios de casa de la abuela y amenizaban nuestras mañanas de juegos.
Personalmente, adoro este blanco con lunares rosas. Básico, sencillo, tobillero. Perfecto. Adoro la forma del mismo y la maravillosa disposición de sus enaguas, sello de identidad de Lina. Estoy enamorada. Así de simple.
Aparte del anterior, en esta colección los lunares se tornan blancos sobre fondo negro y viceversa, atreviéndose incluso a mezclar este estampado con motivos florales de los mismos tonos. Además, acierta al combinar vestidos lisos con mantoncillos negros y blanco a lunares, dándoles a éstos vestidos, por lo general más serios, un punto más divertido, un aire más flamenco. Bueno, quizás "serio" no sea la palabra, tampoco "soso", vosotras me entendéis.
Y finalmente, la elegancia se cuela (si es alguna vez no ha estado presente en este desfile) para sus vestidos pensados para la noche. Tonos negros, gasas, mangas de encaje, elegancia, los volantes van desapareciendo...
Espero que a estas alturas de la entrada estéis buscando en vuestra página web médica de cabecera qué es lo que os pasa. La colección de Lina lo merece. Ahora ya sabéis, a ahorrar y ponerse de meta la adquisición de uno de ellos. A dejar las cervecitas y las copas de vino por una temporada. Si os apetece salir (que ya hay que tener ganas con este frío), a dar paseitos por el parque con el muchacho que os habla, que es gratis y además es lo que hacían nuestras abuelas y mirad el tiempo con el abuelo. Pues eso.
¡Besitos!