13 de abril de 2014

Llega Semana Santa (y si tu novio es capillita tienes que sobrevivir a ella dignamente)


Queridas amigas.

Ya anuncié la proximidad de la Semana Santa con unos consejos sobre cómo vestirse de mantilla y no quedar mal en el intento. Como ya me llega a casa el olor del incieso, llevo una generosa cantidad de pestiños consumidos (alguna que otra torrija), en el telediario ha salido ya todo preparado en la Carrera Oficial en Sevilla y mi mamá ya esta preparando comida a base de pescado (porque aunque sólo se hace vigilia un día, ella hace para siete), pues yo estoy nerviosa ya, de ahí esta entrada.




En primer lugar diré que ante esta semana, existen tres tipos de chicas (muchachas, mosuelas, mujeres, personas del género femenino, como queráis llamaros a vosotras mismas):

Aquélla que se va a una casa rural: sí, esa a la que no le gusta la Semana Santa y se esconde en un recóndita casa rural en medio de la nada, en una galaxia muy muy muy lejana, segunda estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer, en la región septentrional de Mordor, justo a 150 km del lugar exacto en el que Cristo perdió el mechero. Allí no existe la Semana Santa, es más, se cree que por esos páramos la población sigue siendo politeísta y creyendo en divinidades que representan la naturaleza. Por si no fuera suficiente, previamente se aseguran de que no haya tele, o en su defecto, de que no llegue Canal Sur en cualquiera de sus modalidades (televisión o radio).
La “capillita”: Su mayor tortura es que la secuestren desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección en la casita rural a la que he hecho referencia; o peor, que llueva. Y digo que es peor que llueva porque si la secuestras en estas fechas desarrolla una habilidad de escape inusitada, anormal, insólita, inusual, tal es así que a su lado McGyver es un mamarracho. Sin embargo, si llueve, se acabó todo y hasta el año que viene, si Dios quiere (que los últimos años aprece no querer).
Finalmente nos queda un último grupo: las novias de los capillitas. Son numerosas las veces en las que se ha escrito sobre el hecho de que las parejas de estudiantes de medicina, enfermeros, abogados, historiadores, músicos, geológos, etc. están hechos de otra pasta. Las novias de los capillitas si que están (o estamos) hechas de otra pasta, concretamente de masa para hacer pestiños.

Generalmente son confundidas con las del grupo anterior, es decir, las capillitas. Grave error. Una capillita nace, la novia del capillita se hace. Y ya ves si se hace. Poco a poco, año tras año, procesión tras procesión y lo peor de todo...sin que ella misma se dé cuenta. Así es como empieza a entender de bandas, Cristos, Vírgenes y enriquece su vocabulario con nuevos términos como “revirá”, “saya”, “petalá”, “chicotá”, “carrera oficial” y un sin fin más del mismo estilo, dignos de ser recogidos en un diccionario especial “español-capillita, capillita-español”.

Hay muchos tipos de éstas, dependiendo del estilo del novio, por lo que las puedes encontrar en distintos escenarios a lo largo de toda la Semana Santa (quien dice Semana Santa, dice cualquier tipo de procesión):
  1. Novia aguadora: Éstas chicas cumplen la función que en el siglo XVII plasmó Velazquez en su obra “El aguador de Sevilla”. Dicho cometido consiste en ir al lado del novio, que toca en una banda de cornetas, botella de agua en mano y bolso grande colgado del hombro, haciéndose así el recorrdo completo de la procesión de turno. Dependiendo del tipo de banda, hay más o menos novias aguadoras. Si es una banda compuesta en su mayoría por personas de variante estética cani, el porcentaje de novias aguadoras será mucho mayor, pues ellas sienten el amor con más intensidad (aunque luego les dure dos telediarios) y donde estén “sus ninios” (como ellas dicen) allí están ellas. Es asombrosa su capacidad de aguantar horas y horas de cornetas (a mí me empieza a doler la cabeza al cabo de media hora, gracias a Dios, mi capilllita es más de bandas de música), y más estupefacta me quedo cuando la banda es mala y aguantan el tipo después de toda esa pelea de gatos. El amor no sólo es ciego, sino también sordo.
  2. Novia cofrade: Si tu novio es capillita, como mínimo una vez al año eres novia cofrade, pues tu novio pertenecerá a alguna cofradía (ya sea de Semana Santa o de gloria). La función de estas novias es ir a todos los actos de la cofradía con el novio (menos a aquéllos en los que tiene como excusa “me siento mal porque me va a venir la regla, tengo la regla, estoy ovulando o hasta ayer tuve la regla”). Poco a poco acaban integrándose más que el novio y acaban hasta disfrutando. El día de la procesión las podrás encontrar vestidas de mantilla, de nazarenas o, en una clara analogía con las del grupo anterior, haciéndose todo el recorrido.
  3. Novia de capillita estándar: es el estado natural de la novia de capillita, es decir, aquellos días del año en los que no es “novia cofrade”. No penséis que es sólo en Semana Santa, si es así ¡Qué equivocados estáis! Cuando he dicho que son de otra pasta, es que lo son. Digamos que la temporada de capilleo empieza el miércoles de ceniza (y cada año antes). Ellas se dan cuenta de que está a la vuelta de la esquina cuando, después de estar arreglándose dos horas un domingo, ponerse tacones altos y estrenar un pintalabios especialmente llamativo...
    ...El novio llama a la puerta y le dice: “venga, que nos vamos de besamanos”.



      Chicas todoterreno, que te aguantan todo el Domingo de Ramos en tacones recorriéndose ciudades enteras. Que el Domingo de Resurrección sólo quieren cortarse los pies, por lo que recomiendo tener una colección de bailarinas para estos casos. Que cuando se compran un vestido, piensan en que puedan ponérselo también si tienen que vestirse de mantilla. Que se conocen a todas las patronas de los ditintos pueblos porque en más de una casión han ido a verlas en procesión.

En fin, queridas amigas, visto todo esto, ¿qué clase de chicas sois en estas fechas? ¿algún consejo para las que este año se estrenan como “novias de capillitas”?

Espero que todas, seáis del tipo del que seáis, paséis una buena Semana Santa y que el tiempo acompañe.


¡Besitos!